Airbag y el eslabón olvidado del transporte: el operador
En una industria que mide kilómetros y castiga errores, Airbag apuesta por premiar la mejora continua y profesionalizar al talento detrás del volante.
Visualízate manejando todos los días y recorriendo miles de kilómetros sin descanso, porque tu ingreso depende de cuánto logres avanzar. Ahora súmale la inseguridad en las carreteras, el miedo constante a ser asaltado, el desgaste físico por las largas jornadas y, al final del día, sentir que nadie valora tu trabajo.
Esa es la realidad del operador en México. Un sector que sostiene la economía, pero ignora a quienes lo hacen posible. Mientras en otras industrias la eficiencia y la seguridad son prioridad, en el transporte de carga aún se mide el éxito en kilómetros recorridos y viajes completados, sin importar las condiciones en las que se logran. Y de seguir midiéndose de esa manera y no en eficiencia, seguridad y estabilidad laboral, este sector nunca saldrá del estancamiento.
Hace unos días, nos reunimos con Adrián Trucios, CEO de Airbag, una empresa que está desafiando las reglas del juego en la industria del transporte. Su enfoque no se basa en más controles ni regulaciones, sino en usar datos y tecnología para transformar la relación entre transportistas y operadores, alineando incentivos con la realidad del sector.
A lo largo de nuestra conversación, hablamos sobre las fallas del sistema actual, la crisis de desconfianza entre transportistas y operadores, y cómo la digitalización puede cambiarlo todo. Si el sector quiere evolucionar, necesita repensar la forma en que mide su desempeño, gestiona su talento y valora a quienes realmente lo sostienen: los operadores.
Un problema de raíz: La cultura de desconfianza en el transporte
Más allá de los problemas de inseguridad y la falta de operadores, el transporte de carga en México enfrenta una crisis silenciosa aún más profunda: la desconfianza entre transportistas y operadores.
Durante años, esta relación ha estado marcada por fricción, sospecha y malos incentivos. Muchas empresas han operado bajo la creencia de que los operadores deben ser controlados, y que su desempeño se mide en distancias, no en calidad de su servicio. Por otro lado, los conductores sienten que trabajan en un sistema donde sus esfuerzos son invisibles, sus errores se castigan y su estabilidad depende de cuánto puedan aguantar.
Esta mentalidad ha provocado un círculo vicioso: los operadores que se sienten poco valorados buscan oportunidades en otras industrias o emigran a Estados Unidos, lo que agrava aún más la escasez de talento. El problema no es solo el salario, sino el trato que reciben. Por más que una empresa intente retener a su gente con aumentos de sueldo, si el entorno sigue siendo hostil, la rotación continuará.
Nos decía Adrián:
“Las líneas transportistas que empiezan a ver las cosas diferentes son los que tienen menos escasez y menos rotación de operadores, ya no se les quieren ir a Estados Unidos.”
Al final del día, un operador motivado y reconocido es más productivo, más seguro en la carretera y más leal a su empresa. Seguir operando con desconfianza solo perpetuará el problema.
Los incentivos mal diseñados: Cuando el dinero promueve el riesgo
El problema de la desconfianza en la industria del transporte no solo se refleja en la relación entre transportistas y operadores, sino también en la forma en que se les incentiva. En la mayoría de las empresas, los operadores reciben bonos por kilómetro recorrido, lo que en teoría debería motivarlos a trabajar más. Sin embargo, en la práctica, este modelo ha generado efectos perversos.
“¿Qué hemos incentivado sin darnos cuenta? Que los operadores hagan lo que sea necesario para manejar más: tomar estimulantes, conducir fatigados o recorrer rutas más largas solo por la retribución económica.”
El impacto de estos incentivos mal diseñados va más allá del desgaste físico y emocional del operador. También incrementa drásticamente los riesgos en carretera. Según datos del sector, el 60% de los accidentes en la industria están relacionados con distracciones y fatiga. En otras palabras, los mismos incentivos que deberían mejorar la productividad terminan costándole a las empresas en accidentes, seguros más caros y pérdida de talento.
Si el sector del transporte quiere resolver estos problemas, debe replantear la forma en que motiva a quienes están detrás del volante. En lugar de premiar únicamente el volumen de trabajo, el modelo debe reconocer la eficiencia, la seguridad y la estabilidad de los operadores. Aquí es donde Airbag ha desarrollado una nueva forma de medir el desempeño, basada en datos reales y demostrando que el verdadero valor no está en cuánto recorren los operadores, sino en cómo lo hacen.
La fórmula de Airbag: Medir, Retroalimentar y Premiar
Airbag reemplaza la supervisión subjetiva por métricas objetivas, permitiendo a las empresas evaluar a sus operadores con base en hábitos de conducción, cumplimiento de normas de seguridad y tiempos de descanso. A diferencia de los modelos tradicionales que solo castigan, Airbag utiliza la información para mejorar, alineando los incentivos con un desempeño seguro y eficiente. Esto no solo impacta al operador, sino que reduce accidentes, optimiza costos y mejora la retención de talento, fortaleciendo la rentabilidad y la estabilidad de las empresas.
Adrián afirmaba:
“Por ejemplo, la telemetría te da el diagnóstico, como un doctor que te dice qué tiene tu hijo. Pero el diagnóstico no cura. Airbag convierte esa información en la medicina que el operador y la empresa necesitan.”
Su solución se basa en tres principios clave que están transformando la manera en que se mide y reconoce el trabajo detrás del volante:
Analizar el comportamiento y hábitos de conducción de los operadores.
Retroalimentar con información valiosa para mejorar su desempeño.
Premiar con puntos a quienes conducen de forma eficiente y segura.
De esta manera, los operadores van ganando puntos mes a mes, conforme la calificación que tengan de sus viajes realizados, van subiendo de nivel y suman más puntos para canjearlos por tarjetas de regalo, televisiones o hasta electrodomésticos.
"Si nos preocupamos por la gente que está detrás del volante, vamos a mejorar muchos de los problemas que hay en este sector."
Más que una plataforma tecnológica, Airbag está cambiando la mentalidad de la industria. Si la seguridad y el desempeño se convierten en los nuevos estándares de éxito, el transporte de carga no solo será más eficiente, sino también más humano.
Las barreras para la innovación en el transporte
Cuando Airbag llegó al mercado con la idea de transformar la forma en que se mide y reconoce el desempeño de los operadores, la primera gran barrera fue la percepción negativa de la tecnología.
"Muchos transportistas nos dijeron que estábamos locos. Creían que ningún operador descargaría una app que lo rastree, porque siempre se ha usado para castigarlos.”
Del lado de las líneas transportistas, la respuesta no fue muy distinta. En un sector de márgenes reducidos, muchos vieron la innovación como un gasto innecesario, sin darse cuenta de que el costo real era seguir operando igual.
"Nos encontramos con transportistas que decían: ‘¿Para qué cambiar?’ Muchos no se daban cuenta de que el costo de no innovar era más alto que el de implementar tecnología.”
¿Cuál era el resultado de quienes probaban Airbag? 9 de cada 10 empresas se quedan con la solución, demostrando que el verdadero reto nunca fue la tecnología, sino atreverse a cambiar. Hoy en día, se dan cuenta que al analizar, medir y premiar a los operadores se ve reflejado en reducción de costos de combustible, una menor rotación y mejor rendimiento de los operadores.
El futuro del transporte: Profesionalización o colapso
La escasez de operadores no es un problema exclusivo de México. Países como España y Estados Unidos han comenzado a reclutar talento en Latinoamérica, mientras que en México, la falta de profesionalización y las condiciones laborales han hecho que cada vez menos personas quieran dedicarse a esta profesión.
Hace unas décadas, ser transportista era un oficio de prestigio. Hoy, la inestabilidad laboral, el desgaste físico y la inseguridad han hecho que muchos operadores prefieran que sus hijos no sigan sus pasos.
"Si le preguntas a los operadores de más alta edad en México, te dicen que desearían que sus hijos ya no sean operadores."
El problema no se resuelve con mejores sueldos. Lo que realmente necesita la industria es un modelo donde el operador sea reconocido como un activo estratégico, con incentivos alineados a su desempeño y condiciones que garanticen estabilidad y crecimiento profesional. Hoy, la industria tiene dos caminos: seguir como hasta ahora y arriesgarse a desaparecer, o evolucionar y construir un nuevo estándar para todos.
Un nuevo paradigma en el transporte de carga
Si algo nos enseñó la conversación con Adrián, es que la industria del transporte no puede seguir midiendo su éxito como lo ha hecho en las últimas décadas. Lo que antes funcionaba hoy es una barrera que impide la evolución del sector.
Los operadores no pueden seguir siendo vistos como piezas intercambiables. La seguridad y la eficiencia deben convertirse en los nuevos estándares de éxito, y las empresas que entiendan esto serán las que dominen el futuro.
"Me he topado con empresas que dicen ‘si me llegan a cobrar más, pero sé que son los mejores transportistas del país, sí les pago más.’ Eso dice mucho de lo que ellos esperan."
Airbag está demostrando que los datos y la tecnología pueden ser la clave para mejorar la seguridad, la rentabilidad y la retención de talento. El cambio no es cuestión de si va a pasar, sino de quién se va a adaptar primero.
Si quieres conocer más sobre cómo transformar la operación de tu empresa y poner al operador en el centro, te recomiendo conectar con Adrián Trucios a través de LinkedIn, también en su stand del The Logistics World Summit este 2 y 3 de abril en la CDMX, o agendando una demo desde su página web.