Shot con José Saavedra • Replanteando la Educación en Supply Chain: De la teoría a la transformación
Pagar por aprender y no saber qué hacer ni cómo ejecutar, la frustrante realidad de la educación en la logística moderna.
Cada año, miles de profesionales de supply chain buscan en cursos y diplomados, la clave para avanzar en sus carreras. O peor aún, las empresas invierten con el objetivo de capacitar sus equipos a que puedan empujar la innovación interna. Sin embargo, la mayoría termina atrapada en un déjà vu académico: largas sesiones de teoría, fórmulas desconectadas de la realidad y conceptos que suenan brillantes en el pizarrón, pero que se desmoronan en la práctica. Más en esta industria.
Pagamos o “invertimos” para aprender, pero salimos más confundidos que con claridad para ejecutar. José Saavedra, especialista en supply chain y fundador de Ameltaf, conoció esta frustración de primera mano. Pagar por cursos, diplomados o certificaciones y al final se encontró con el mismo problema: lo aprendido no sirve para resolver los retos diarios en sus empresas.
"Tomé un curso de planeación de la demanda, y en 15 horas apenas vimos teoría. Cuando llegamos a los modelos de pronósticos, el profesor pasó por cinco métodos en 30 minutos. Nadie entendió nada para poder aplicar"
La historia de José no es una excepción. Es la norma. Se enseña supply chain como si aún viviéramos en los años 90, con modelos teóricos y conceptos abstractos que ignoran por completo los problemas del día a día. Mientras tanto, la industria se enfrenta a retos cada vez más complejos: digitalización, optimización de costos, eficiencia en tiempos de entrega y cambios regulatorios.
Los programas educativos actuales siguen un esquema rígido, enfocado en la teoría y con poca aplicación práctica. La mayoría de los cursos no nos enseñan a obtener insights, a evaluar el contexto para detonar la toma decisiones reales en el día a día de una empresa. La frustración entre profesionales crece cuando descubren que las soluciones que necesitan no se encuentran en un libro de texto, sino en la experiencia y aplicación del conocimiento.
Entonces, la pregunta aquí es inevitable: ¿qué está fallando en la educación profesional? ¿Por qué las empresas siguen sufriendo con una falta de talento preparado, a pesar de que sus empleados se capacitan constantemente? Quizás sea el momento de hacer una pausa, reformular y cambiar la forma en que se enseña y aprende en la industria.
La Brecha entre la Academia y la Industria
José no planeaba convertirse en una voz de la educación en supply chain. De formación ingeniero civil, su camino lo llevó a la cadena de suministro por necesidad, no por elección.
“Al principio, sólo buscaba capacitarme para tener mayor estabilidad laboral. Pero poco a poco me fui apasionando por entender cómo operan los negocios”
Al igual que muchos profesionales, José recurrió a intensamente a videos, cursos y diplomados para acelerar su aprendizaje. Entre mares de información, contenido y gurús de la cadena de suministro, poner en práctica fue de las cosas más complejas
Y finalmente, lo que encontró fue un patrón preocupante:
Los profesionales buscan respuestas a preguntas concretas, pero encuentran explicaciones genéricas. Necesitan saber cómo optimizar costos, cómo ajustar ante cambios imprevistos en la cadena de suministro y qué herramientas pueden mejorar su eficiencia. Sin embargo, los cursos actuales siguen un esquema de conceptos abstractos y fórmulas matemáticas que rara vez se aplican en la vida real. O que simplemente pude haberlos obtenido en Chat GPT.
“Te dan teoría en exceso, pero sin contexto práctico. En un curso, nos mostraron una serie de fórmulas y nos dijeron ‘este coeficiente se suele usar así’. Pero nadie explicaba el porqué, cuando esa decisión en mi trabajo podía costar dinero.”
Esta desconexión se vuelve un problema operativo. Las empresas invierten en formación, pero los empleados siguen sin saber cómo aplicar lo aprendido. La frustración es doble: para el profesional, que siente que perdió su tiempo y dinero, y para la empresa, que no ve mejoras en la eficiencia ni en la toma de decisiones.
“Si alguien me pregunta cómo hacer una clasificación ABC de inventarios, lo busco en Google y listo. Pero si quiero aprender a analizar y aplicarla en un entorno de demanda volátil, eso no me lo enseñan.”
Y aquí radica el problema: las universidades preparan teóricos, no solucionadores de problemas.
Aprendizaje Activo y Aplicado
El modelo educativo tradicional tiene un defecto fundamental: asume que la memorización y la teoría bastan para desarrollar habilidades. Pero en la práctica, el aprendizaje real ocurre cuando enfrentamos problemas y encontramos soluciones.
José lo vio en su propio crecimiento profesional. Cuando comenzó a manejar operaciones logísticas, se encontró con retos que ningún curso le había enseñado a resolver.
“Yo pensaba que optimizar inventarios era una cuestión de aplicar fórmulas. Hasta que me di cuenta de que cada empresa es un mundo diferente.”
Esto lo llevó a desarrollar su propio método de aprendizaje: equivocarse rápido y corregir aún más rápido.
“Si pruebas algo y no funciona, ajustas y sigues adelante. No puedes esperar a que un curso te dé todas las respuestas.”
Este enfoque contrasta con la rigidez académica. En las universidades, los estudiantes aprenden de libros de texto y casos genéricos. En el mundo real, enfrentan problemas que requieren soluciones creativas y personalizadas. Por eso, José empezó a desarrollar un modelo diferente: educación basada en experiencias reales y resolución de casos específicos.
“Equivócate más, para aprender más rápido”
Hacia una Nueva Educación para Supply Chain
Si la educación actual no está funcionando, ¿qué podemos hacer? Para José, la clave está en cambiar la forma en que enseñamos y aprendemos.
1. Menos teoría, más práctica. Los cursos deben enfocarse en problemas reales, no en definiciones abstractas.
“Si alguien me pregunta cómo optimizar rutas de entrega, no quiero que lean un capítulo de un libro. Quiero que me muestren un caso real, con datos reales. Y se pongan a correr ejercicios en Excel.”
2. Uso de tecnología. La analítica de datos, la inteligencia artificial y las simulaciones pueden transformar la educación en supply chain.
“Hoy en día, con Power BI puedes hacer análisis geolocalizados de distribución sin necesidad de un software especializado. ¿Por qué no enseñamos eso en lugar de modelos obsoletos?”
3. Aprender haciendo. En lugar de exámenes y diapositivas, la educación debería basarse en proyectos y resolución de problemas.
“Si no puedes aplicar lo que aprendes en tu trabajo al día siguiente, el curso falló. Entendí que si puedo enseñar algo útil y aplicable a 3 o 4 personas, eso para mi ya es una victoria para la industria.”
El Futuro de la Educación Ejecutiva
Antes de invertir en un curso o diplomado, vale la pena hacer una pausa. Leer el temario, cuestionar los contenidos y evaluar si realmente aportará valor a tu empresa. La educación efectiva no debería basarse en largas horas de teoría, sino en la capacidad de resolver problemas específicos. Aprender practicando es la única manera de asegurar que el conocimiento no solo se quede en papel, sino que transforme la operación diaria.
Cada curso debe desafiar el status quo. Si no te está obligando a replantear cómo trabajas, probablemente no valga la pena. La educación en supply chain debe ser un vehículo para la acción, para tropicalizar, para preguntar, para resolver, no un simple trámite para obtener una certificación sin impacto real.
La industria del supply chain está evolucionando a un ritmo acelerado. La educación, en cambio, sigue atrapada en modelos del pasado con generaciones de profesionales que quieren resolver rápidamente, al tener herramientas es mano como Google y ChatGPT. Esto deja a los profesionales en una posición vulnerable: buscan formación para mejorar sus habilidades, pero terminan perdidos con conocimientos genéricos que no aplican a su realidad.
El problema no es solo académico, es estratégico. Si queremos que la industria sea más eficiente, necesitamos una educación que prepare a los profesionales para los desafíos del presente y el futuro. Eso significa repensar los programas, integrar la tecnología y enfocarnos en la resolución de problemas reales.
La pregunta clave aquí es:
¿seguiremos pagando por cursos que no nos enseñan nada útil?
O, como plantea José, ¿nos atreveremos a cambiar el paradigma y construir un modelo educativo alineado con la realidad empresarial?
En un mundo donde el tiempo es el recurso más valioso, la educación ya no puede permitirse ser una pérdida de tiempo. Es hora de aprender de manera diferente. Es hora de evolucionar los modelos para aprender haciendo.
Yo lo perdí durante un año y medio, dejo evidencia…